2017-08-22
Todos nuestros sentidos son vitales para nuestra vida y la vista no se queda atrás. Pocas veces pensamos en lo fundamental que se convierte poder ver en nuestras actividades diarias y no nos damos cuenta que gracias a ellos tenemos los mejores recuerdos de nuestra infancia, pudimos ver los ojos de la persona que fue nuestro primer amor, ver el rostro de nuestros hijos al nacer, ver cómo alcanzaron sus metas y ver cómo cambia el mundo a nuestro alrededor a medida que pasa el tiempo.
Sin embargo, somos propensos a sufrir lesiones y enfermedades que de no diagnosticarse a tiempo, pueden incluso ocasionar ceguera total, por lo que es fundamental conocer cómo podemos evitar llegar a desarrollar enfermedades visuales en las diferentes etapas de la vida, ya que a medida que pasa el tiempo, este sentido se podrá ir alternando.
Los niños son la población que más cuidado exige cuando se trata de la salud visual. Ellos tienen una fácil adaptación a la mala visión y pueden vivir fácilmente en un mundo de mala calidad visual sin darse cuenta. Tienen un periodo de maduración visual que termina entre los 5 y 7 años, en donde cualquier problema visual se debe diagnosticar y solucionar antes de esta edad, ya que posteriormente muchas de estas enfermedades son más complicada de tratar e incluso pueden empeorar.
En la adolescencia donde el cuerpo pasa por una etapa de grandes cambios corporales, los ojos no son la excepción. Muchas veces la timidez, la apatía o el inadecuado desempeño social de los adolescentes están relacionado con problemas visuales. Por eso es importante que los padres estén atentos a los comportamientos de sus hijos, en estas edades como en el colegio, la casa, los amigos, y estar atentos a sus comportamientos con el estudio, las relaciones interpersonales y sociales, ya que estas pueden mostrar señales de una mala visión. Cuando se llega a la adultez, los problemas visuales que no se trataron en la infancia y la adolescencia comienzan a desarrollarse con mayor fuerza. Muchas de las enfermedades oculares son silenciosas, no producen ningún síntoma y progresan lentamente; estas condiciones son pasadas por alto en la consulta médica general o en la consulta de optometría, por desconocimiento, o por no disponer de la tecnología apropiada para su diagnóstico. Por ésta razón todo adulto joven debe ser evaluado periódicamente por un médico oftalmólogo, para evitar que estas enfermedades muestren sus etapas finales y haya una pérdida irreversible de la visión.
En el caso de los adultos mayores, la consulta oftalmológica debe ser más frecuente. Enfermedades que aparecen por el desarrollo normal de la edad se vuelven más peligrosas. Catarata, glaucoma y degeneración macular son un ejemplo de ellas. La degeneración macular por ejemplo, es una enfermedad que en un inicio es absolutamente silenciosa, pero que en sus estados finales puede conducir a una pérdida de la visión brusca, incluso llevando al paciente a la ceguera total en cuestión de semanas.
El cuidado visual es algo que se hace durante toda la vida. Identifique en cual momento se encuentra y no deje pasar estas recomendaciones por alto. Visite frecuentemente al oftalmólogo y tenga una vista saludable que le dure toda la vida.