Fobia social, cuando estar con otros es más complicado de lo que parece

2018-07-11


Imagina que vas a entrar a una reunión en la cual expondrás tu trabajo de los últimos dos años y de repente la ansiedad se apodera de ti, el corazón te late fuertemente, las manos te sudan, empiezas a respirar cada vez más rápido y solo quieres huir o esconderte sin importar si pierdes el esfuerzo de los últimos 24 meses. Algo similar es lo que siente una persona con fobia social, una condición mental caracterizada por un tipo de ansiedad específica e intensa frente a los encuentros con otras personas.

De acuerdo con la OMS (Organización Mundial de la Salud) una de cada cinco personas está afectada por la depresión y la “ansiedad”. Estas son dos situaciones que las personas con fobia social presentan a menudo, que requieren control médico y necesitan ser tratadas por profesionales calificados.

 La fobia social conlleva una necesidad de evasión a los grupos de personas, además de gran temor a la vergüenza y al ridículo que impide a quienes la tienen ejercer actividades que para otros serían muy simples como caminar por un centro comercial, ir a reuniones de amigos o relacionarse con compañeros de trabajo y en el caso de los niños, incluso puede generar pánico a contestar las preguntas que se le hacen en clase delante del salón entero. 

La fobia social también se puede dar a la par con mutismo selectivo, esto quiere decir que la persona se queda sin habla en momentos determinados que requieren su participación en diversas actividades en las que se requiere su participación o expresión. Algunas de las manifestaciones de la fobia social son:

  • Desconcentración y excesiva autocrítica en reuniones o exposiciones.
  •  Síntomas físicos de pánico como: sonrojarse, aceleración del corazón, respiración más rápida, sudoración, temblores, Necesidad de tensar el cuerpo, mareo, náuseas e incluso ganas de llorar cuando la persona está expuesta a una situación social.
  • Sensación constante de vergüenza y miedo a ser juzgado durante las interacciones con otras personas.
  • Rechazo a las situaciones sociales y tendencia a alejarse de multitudes y grupos.
  • Evitar salir de la casa o incluso de la alcoba.

Si conoces a alguien que tenga fobia social, recuerda que padecerla no necesariamente implica tener sentimientos negativos frente a la sociedad, las personas que la padecen tienen una sensación constante de aislamiento que no siempre desean ni soportan con facilidad, se trata de un estado de soledad que no es fácilmente solucionable y que requiere tratamiento psicológico en el cual la persona pueda volver a adaptarse y aprender a valorar las situaciones sociales que le resultan incómodas.  Ten paciencia y acepta su proceso con cariño y calma.

 

 


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