---

Según la OMS 1 de cada 160 niños puede tener un trastorno del espectro autista (TEA) estos se reconocen por que generan dificultades en la interacción social y la comunicación con otras personas. 

A menudo quienes viven con algún tipo de TEA  tienden a ejercer actividades y comportamientos repetitivos y sus intereses suelen centrarse en pocas cosas que  acaparan su atención continuamente.

Los niños autistas o con rasgos de autismo pueden ser confundidos fácilmente con pacientes que presentan diversos problemas en su salud psicológica. Los signos de esta condición suelen presentarse en los primeros años de vida y cabe recalcar que no todas las manifestaciones del autismo son iguales ni tienen la misma intensidad. Sin embargo existen situaciones que se presentan de manera frecuente  y que ayudan a identificar a una persona autista como:

• Desinterés aparente por las personas que los rodean.
• Dificultad para poder compartir o expresar las emociones hacia otros.
• Falta de contacto visual o físico.
• Tendencia a entender de forma literal los chistes o las bromas.

Estos comportamientos pueden generar falta de entendimiento e inclusión en el entorno, al punto de limitar la vida social desde formas moderadas hasta graves. Por otra parte los TEA pueden estar acompañados por síntomas como movimientos repetitivos de las extremidades o patrones de conducta y pensamiento rígidos. Así mismo quienes presentan esta condición pueden presentar una especie de sobrecargas emocionales como depresión, hiperactividad y ansiedad  en sucesos cotidianos.

El papel de la comprensión por parte de la familia y las personas que rodean a una persona con TEA además del apoyo son realmente importantes para que puedan desarrollar su potencial y sentir mayor confianza en sí mismos.