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Una buena alimentación siempre ha sido el complemento perfecto del ejercicio. Algunos alimentos mejoran el desarrollo de los músculos de nuestro cuerpo, volviéndolos más fuertes después de ejercitarlos y ayudando a mantener un peso ideal. Los músculos, además de proteger nuestros huesos, son los encargados de permitir la realización de movimientos del cuerpo. Por ello el ejercicio y la buena alimentación ayudan a contribuir en su cuidado, mantenimiento y crecimiento, los cuales le dan al cuerpo la vitalidad para poder realizar las tareas del día a día.

 

Antes del ejercicio

Antes de realizar una actividad física el cuerpo necesita la energía suficiente para quemar durante cada sesión. Por esto la ingesta de carbohidratos de bajo índice glicémico es recomendable, ya que se acumulan en el músculo y proveen glucógeno al hacer ejercicio. Las leguminosas, cereales integrales, vegetales harinosos y frutas con cáscara y los lácteos bajos en grasa, son la mejor opción para empezar una rutina de ejercicios. Es importante tener claro que no se deben consumir alimentos con alta cantidad de grasas ni fibras, ya que son muy difíciles de digerir y el cuerpo no se concentraría en el ejercicio sino en los alimentos, lo que puede provocar una mala ingestión.

 

Durante el ejercicio

Los suplementos o snacks que se deben consumir durante el ejercicio, son para las personas que realizan largas jornadas de entrenamiento. Por ejemplo, una persona que realice una clase de spinning y luego una de aeróbicos, puede comer entre cada entrenamiento una fruta o una barra de cereal que le ayudará a conservar energía para el siguiente ejercicio. La hidratación es lo más importante, sin ella el cuerpo perderá fuerzas haciendo que se presente una descompensación y podría ser peligroso para el cuerpo. El agua ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo y regula su temperatura por lo que es lo más importante que se debe consumir a la hora de hacer ejercicio.

 

Después del ejercicio

 

AL terminar una sesión de ejercicios el cuerpo ha perdido una gran cantidad de energía. Los carbohidratos y las proteínas son la primera opción para alimentarse ya que reparan los tejidos musculares y reponen las reservas de glucógeno. Proteínas bajas en grasa como lo son el pollo, los mariscos, los pescados, embutidos y quesos son los más recomendables y se deben consumir en la relación de un gramo de proteína por un kilo de peso para una persona normal.